Patios de Córdoba
La fiesta de los patios de Córdoba fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2012. El concurso se celebra durante la primera y segunda semana del mes de mayo. Durante el mismo, los visitantes pueden entrar de forma gratuita a todos los patios participantes, así como a otros patios que, no entrando en concurso, abren sus puertas durante estas dos semanas.
La historia del patio cordobés comienza con la llegada de la civilización romana a finales del S. I a.C. Las domus poseían un atrium (patio columnado) adornado con flora, estanques y mosaicos que proporcionaba ventilación, luz y agua a la vivienda.
Es en Al-Ándalus donde las casas-patio adquieren la importancia y fisonomía heredada hoy en el patio cordobés, los musulmanes conciben el patio como parte fundamental de la vivienda, le añaden el concepto de oasis, dotando de intimidad y calma la estancia. El patio árabe es el centro de la vivienda y a su alrededor se articulan todas las habitaciones. De este momento se conservan las aportaciones de la doble galería enfrentada, los andenes elevados y el pozo, tan característico hoy día.
Tras la reconquista cristiana la aristocracia construye grandes casas con varios patios, las cuales quedarán vacías a principios de siglo XX, con el traslado de éstos a la corte. Por otra parte, se da un movimiento migratorio de los habitantes de los pueblos a la ciudad en busca de mejores condiciones de trabajo, esto provoca la demanda de vivienda para personas con pocos recursos, y es cuando surgen las casas de vecinos (habitaciones en su mayoría de alquiler, situadas en torno a un patio que alojan a familias enteras) por lo que el poco espacio del que disponían hacía que el patio se convirtiera en una auténtica sede social. Además, era donde se ubicaban cocina, aseos y el pozo de uso común.
De forma espontánea, esos vecinos comienzan a adornar su parcela del patio con macetas y plantas que cuidan y miman. Además, debido al reducido tamaño de las habitaciones que alquilaban, se veían obligados a sacar algunos enseres a esa misma parcela, permaneciendo hoy en día como simples elementos decorativos.
El patio era un centro social, era el lugar de las tertulias, las celebraciones, los cumpleaños, las bodas, las defunciones...todo se hacía en el patio, y sus moradores se volvían familiares, aún sin vínculos de sangre. De esa convivencia en torno a un patio y del uso compartido de esos servicios surge un sentimiento de pertenencia a un patio y a un barrio, antes que a la ciudad. De ellos surgen las tradiciones más bonitas de Córdoba y las fiestas más emblemáticas como la celebración de las Cruces de Mayo, y el propio Concurso de Patios. Hoy es una seña de identidad de los cordobeses, y un sentimiento que nos une.